Comentario
Capítulo VIII
Que trata del valle de Atacama y de su temple y de las cosas que hay en él y costumbres de indios
De este pueblo de Atacama será bien que contemos y digamos el sitio que tiene, y es de esta suerte: es un valle llano y ancho y largo a la contra del sitio de los otros valles, porque a cinco o seis leguas que corre el río, se sume e no se ve por dónde va ni dónde sale a la mar. Y en el edificio de las casas son diferentes de otras provincias.
Tiene este valle muy grandes algarrobales y llevan muy buenas algarrobas, de que los indios la muelen y hacen un pan gustoso de ella. Hacen un brebaje con esta algarroba molida y cuécenla con agua. Es brebaje gustoso. Hay grandes chañarales, que es un árbol a manera de majuelo. Llevan fruto que se dice chañal, a manera de azofaifas, salvo que son mayores. Es valle ancho. Tienen los indios sacadas muchas acequias de que riegan sus tierras.
Las casas en que habitan los indios son de adobes y dobladas, con sus entresuelos hechos de gruesas vigas de algarrobas, que es madera recia. Son todas estas casas lo alto de ella de tierra de barro, a causa que no llueve. Encima de estos terrados de las casas están hechos de adobes ciertos apartados pequeños y redondos a manera de hornos en que tienen sus comidas, que es maíz e papas, frísoles y quinoas, algarroba y chañar, que tengo dicho, del cual también hacen un gustoso brebaje para beber e miel.
En lo bajo de estas casas tienen los indios su habitación. Y al un lado de la una parte tienen su dormida e donde tienen sus vasijas en que hacen el brebaje que tengo dicho, que son unas tinajas de a dos arrobas e de más e menos, e ollas e cántaros para su servicio. Y en el otro apartado, que es el más principal, está hecho de bóveda alta hasta el entresuelo y cuadrada. Aqueste es su enterramiento y sepulcro, y allí dentro tienen a sus bisabuelos, abuelos, padres y toda su generación. Acostumbran enterrarse con todas las ropas, joyas e armas que siendo vivos poseían, que nadie toca en ello.
Hay en este valle de Atacama infinita plata y cobre e mucho estaño y plomo y gran cantidad de sal transparente. Sácase de barro de la tierra en una manera de mina de metal, y cuando es caliente el sol a las diez del día, descárgasele la humedad que ha recibido de la noche pasada y hace grande estruendo dentro en la mina con el calor del sol. Hay mucho alabastro. Hay en sí mismo muchas y muy infinitas colores: colorado y azul dacle ultramarino, que allá se nombra en Castilla, hay verde excelentísimo, parece esmeralda en la color, hay amarillo maravilloso y blanco y negro muy finos, y de todas suertes de colores. Y de la otra sal que se cría para bastimento común hay en gran cantidad. Hay gran cantidad de salitrales y azufre.
Esta gente sirvió al inga. Es gente dispuesta y bien vestidos como los del Perú. Las mujeres son de buen parecer. El hábito de ellas es un sayo ancho que le cubre los brazos hasta los codos y el faldamento hasta abajo de la rodilla. Tienen sus adoratorios y ceremonias en que los del Perú, insistidos por el demonio, y acostumbran hablar con él los que por amigos se le dan. Acostumbran y usan poner nombre a los niños de que nacen. Las mujeres se precian de traer los cabellos largos y negros, y ellos por el consiguiente. Las armas que acostumbran son flechas y hondas. Es lengua por sí.